Hoy fue un día muy especial. Mi primera vez en un estudio de
televisión, mucho nervio, mucho “revoque” en la cara, al cual no estoy
acostumbrada, soy sencillita para maquillarme, pero me dijeron que era por las
luces…
La previa, esperando en el estudio, sin saber qué hacer con
las manos, tocándome el pelo todo el tiempo, se me secó la boca, buscando
desesperada algo para beber… mi amiga me sirvió un café de no sé quién, pero
sirvió para frenar esa incipiente tos.
Luego fue todo como una película, sentía mucho calor, las
luces me cocinaban y me sentí un pollo rostizado. Ahora me veo en la grabación
y parezco tranquila, hablaba con naturalidad, como si siempre hubiera estado
frente a una cámara (en realidad creo que eran tres)
Después, un cafecito con mi amiga, me quité un poco del
colorete… no podía andar a las 9 de la mañana pintada como una puerta.
Luego la mañana siguió con la normalidad de todos los días,
tribunales y su burocracia, las colas y los despachos tardíos o errados…
Pasé por la librería a comprar la novela de un colega y
escritor a quien considero marplatense, aunque sé que no lo es. Me presenté con
el librero, un tipo muy cálido y que admira y quiere mucho a este otro joven
escritor, tanto lo alabó, no sólo como escritor sino como persona, que me dio
ganas de conocerlo, pese a que lo he cruzado alguna que otra vez en tribunales.
Charlamos de un poco de todo, de los escritores nóveles, de
lo que cuesta publicar, y de la buena literatura que tiene Mar del Plata. Yo le
mencioné a mi amigo Eduardo, otro gran escritor además de excelente persona.
Llegué a casa y encontré varios mensajes de gente que había
visto el noticiero, felicitándome y saludándome. Entre ellos estaba el de un
músico marplatense a quien admiro mucho, a quien fui a escuchar algunas veces y
con quien hace años participé muy fugazmente de un taller de canto. Él me
escribía a mí y me preguntaba si podía mandarme algo que había escrito, un
delirio, me dijo. La verdad me conmovió su propuesta, leí su relato con avidez,
me encantó su tono y estilo y le pedí permiso para ponerlo en mi blog. Ya me
voy a ocupar de eso, el tiempo, ese maldito tirano me lo impide, pero quiero
hacerlo bien, darle un buen espacio. Luego me envió otros escritos suyos que
todavía no tuve el placer de leer, pero si escribe como toca el piano…
seguramente serán excelentes. Tal vez para otra persona sean nimiedades, pero
para alguien tan sentimental como yo, fue un honor recibir su mail.
Pasado el mediodía fui a la facultad a tomar recuperatorio.
Nunca dejo de sorprenderme en los exámenes. Hay alumnos muy buenos, muy
sagaces, pero otros… no sé cómo llegaron hasta nuestra materia, perdón por la
crudeza, pero es así. Como decía Jorge Chiesa en su novela Tony, sólo la muerte
impide que alguien se reciba de abogado. Y tiene razón.
Ahora, muere el día y llega la noche, me toca hacer de madre
y cocinera, recordando a raíz de una publicación de Juan Carra mis momentos de
amamantamiento, lo cual da para otra historia. Por la noche, retomaré la
escritura, si es que me quedan fuerzas para teclear y mi cerebro sigue
encendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿QUE OPINAS? ¡QUIERO SABERLO!