lunes, 24 de enero de 2011

Y NO ES NADA LO QUE SE FUE


No quería enamorarme y sin embargo te siento
No quería entregarte este frágil corazón
Y no es nada lo que se fue
Me dijiste aquella noche, creyendo, sin razón,
No ser nada para mí.
Te pensé toda la tarde reprochándome ser blanda
Prometí endurecerme y no volver a sufrir
Me acostumbré a tus silencios
Te robé algunas palabras
Y me bebí de tu boca unas gotas de ilusión
Para quedar deshojada en adioses y distancias
Que el tiempo con su arrogancia
Logrará cicatrizar

martes, 4 de enero de 2011

LA ULTIMA VEZ


Como tantas veces se repitió: hoy va a ser la última vez. La firmeza se instalaba en ella con la misma tenacidad con que una mariposa se asoma a la flor.
Intentaba creer que sería la última vez y antes del encuentro planeaba cada palabra, cada caricia. Lo besaría con demoras, reteniendo el sabor de sus labios y no sería ese volcán al que estaba acostumbrado, sino que la invadiría una anticipada melancolía de adioses programados.
Se acurrucaría en su pecho, que no era ni firme ni musculoso, sino blando y grande, matizado de pecas, para oír los latidos acompasados de ese corazón al que no supo llegar. Como dijo Benedetti, la culpa es de uno cuando no enamora.
Él preguntará que le pasa, porque pese a no amarla, la conoce más de lo que ella le deja creer, y ella negará, como de costumbre.
Volverán a amarse, ella con el cuerpo y el alma, él con el cuerpo y con un asomo de su alma temerosa de entregas. Él le dirá todas las palabras que ella quiere oír, y ella retendrá las lágrimas, para no asustarlo.
Después dormirán, uno en brazos del otro, mezclándose sudores y olores, besándose entre sueños, murmurándose las reiteradas palabras de los amantes.
Hasta que la mañana los arranque del idilio y la luz borre, sin delicadeza, lo que la noche cobijó.
La despedida, como siempre, incierta. Y ella se irá, prometiéndose no volver.

domingo, 12 de diciembre de 2010

REENCUENTRO


Hoy volví a encontrarla después de mucho tiempo. Tenía algunos años más, pero caminaba apresurada, mirando furtivamente hacia los lados, como antes. Los ojos, de ese azul cielo incomparable, habían madurado, más no por ello habían perdido esa chispa que siempre los caracterizó. La madurez la había vuelto más segura, ya no le importaba si sus zapatos combinaban o no con su cartera, ni si su pelo estaba cortado a la moda. En verdad, creo que eso nunca le había importado, aunque en la adolescencia trataba de amoldarse. Su mirada recorría rostros y escaparates con la misma indiferencia, como si nada de lo que viera a su alrededor le importara. Traía una bolsa de una librería, no había perdido el hábito de la lectura, ese que le había inculcado su padre durante la infancia. Estaba sola, de una soledad inconmensurable, se le notaba en el andar, en la mano aferrada a la bolsa, y no era una soledad pasajera, sino instalada, pero le sentaba bien. Tanto la conozco que advertí que libraba una batalla interna con su soledad, pero la sé triunfadora. No se veía como esos otros seres solitarios que arrastran su calvario en el rostro y en la postura, no, ella iba erguida, como comiéndose el mundo, aunque yo conozco su timidez y su fragilidad. Esa fragilidad que la llevó a cometer errores de los cuales se arrepintió casi al instante. Más ella los sumó a la cuenta del aprendizaje, aguantó los golpes con dignidad y la cabeza alta, aunque por dentro llorara sangre.
No me atreví a hablarle, preferí seguirla de lejos, aunque no tanto como para no oler su perfume. Nunca usó perfumes caros, ni de moda, más en ella, cualquier fragancia olía bien. Era su piel, lozana todavía, la que invitaba a acariciar. Más adiviné que su piel hacía rato había olvidado el roce de otra piel. Toda ella se alejaba de mí, debía apresurar el paso para no perderla nuevamente luego de tantos años de buscarla. Corrí un poco, dado que se mezclaba en esa marea humana, uniforme, impersonal, gris, donde ella era como una estrella en medio de la oscuridad, una luz propia, única, que sólo yo conocía a fondo. ¿Por qué la había perdido? ¿En manos de quién la había dejado? Su vulnerabilidad la había moldeado en otra, otra a la que debo aceptar, con extrañas cicatrices, con heridas todavía abiertas, que debo curar con paciencia de artesano y amor incomparable.

Alexia. 12-12-10-

jueves, 2 de diciembre de 2010

MATICES


Había perdido el rastro de tu piel. Había perdido el olor de tu piel. Y en la búsqueda de tu rastro y de tu olor me perdí yo.

Me pregunto si vendrás a rescatarme o quedaré encerrada en este laberinto, del cual conozco la salida, pero que no me gusta.

Viene hacia mí tu voz, que llamo "voz de trueno", y quiero aferrarme a tus "te quiero", pero tus "te quiero" siempre llegan de la mano del "pero". Y pese a que lo sé, pese a que sé que vas a dejarme otra vez, estoy esperando que vengas en mi rescate, a sacarme de esta vigilia del teléfono, a darme esos abrazos fuertes, a apretarme en tu pecho donde me siento segura.

Me pregunté tantas veces qué hice mal y la respuesta es siempre la misma. No hice nada mal, salvo quererte, sin condiciones.

Sé que dudás nuevamente entre caer en mis brazos y huir lejos de mí. El gris no es de mi agrado, más debo admitir que la vida tiene matices, que no hay negro ni blanco, sino que permaneceremos en el gris hasta que a alguno de nosotros se canse o se vea encandilado por el brillo de otro color.


2-12-10.

martes, 30 de noviembre de 2010

A DESTIEMPO



Y anduvimos a destiempo. Tal vez te asustaste, tal vez me apuré. Las gotas de lluvia en el cemento me repiten la cadencia de tu voz, esa voz de trueno inconfundible, con cierta indecisión, a veces. El querer estirar una conversación me anima un poco, más vuelvo al desánimo cuando volvés a desaparecer. Decime en qué me equivoqué, te pregunté, como aquel otro que me hizo a mí esa misma pregunta.
Sufro porque hice sufrir. Lloro porque hice llorar. Espero porque hago esperar. Castigo cruel del desamor, amores cruzados y a destiempo. Lo que uno anhela el otro lo desprecia, y así nos enredamos en un círculo perfecto, donde cada uno es artífice de su miseria, donde cada uno se desangra en quejas y lágrimas vanas que van a caer, desdichadamente, en el suelo sucio y pisoteado de la indiferencia del que no ama.
Horror de contar las horas, buscando excusas para llamarte, pavor de encontrar cerradas las puertas de tu corazón. Me conformaré con tus palabras, lejanas, imaginando tu voz, esa voz que me cautiva, y leeré tu discurso en la fría pantalla, que no me permite ver tus ojos, ni tus manos, esas manos que un día me acariciaron dejándome marcada para siempre con la huella de tu indecisión.

lunes, 1 de noviembre de 2010

TUYA


Te busco en mi cama y por más vueltas que doy no logro hallar tu pecho cálido, donde me siento segura. Las palabras escapadas de tu inconsciente mientras dormías aún resuenan en mi mente y quiero creerlas ciertas. A menudo temo que esta intensa intimidad que nos une se evapore en el aire, dejándome más vacía que antaño. Mientras no tuve la dicha de tu amor fui feliz, sin miedos ni ataduras, más hoy que te tengo temo perderme en este torbellino de emociones que despierta tu existir a mi lado. Es extraño cómo vuelan las horas a tu lado, y lo mucho parece poco, y lo poco parece mucho, como solés decirme. Recuerdo tus ojos oscuros taladrándome en el instante previo de hacerme el amor, saboreo el estremecimiento de tu piel y bebo una a una las gotas de tu miel. Siento tu cuerpo tensarse como un arco, tus manos acariciando toda mi extensión, descubriéndome, marcándome como de tu propiedad. La intensidad de tu abrazo me pierde en un océano de aguas claras y turbulentas, del cual sé que saldré prendida de tu cuello. A veces te siento tan mío que el miedo se esfuma, a veces me siento tan tuya que el miedo me paraliza. Más trato de no pensar y vivirte a diario, y que el poco espacio que nos queda sea único y eterno, para disfrutar de este comienzo que tal vez derive en amor.


31-10-10.

lunes, 30 de agosto de 2010

RASGUEO DE TANGO


El rasgueo de la guitarra me trae otra vez tu rostro… ese rostro imperfecto, cruzado por cicatrices que te dejó esa juventud alocada y sin conciencia.
Imagino tus dedos sobre mi espalda, deslizándose suavemente, llevándome, y vuelvo a oír tu voz ronca diciéndome al oído “sentime”.
Las cuerdas suenan rítmicamente, la voz viene hacia mi y me eriza la piel, el tango triste que habla de lluvia y duendes soñadores me afloja las lágrimas, como siempre que te pienso.
Ya no vendrás, lo presiento, y cómo haré para atraerte es un enigma que me ronda y no me deja dormir.
Tu ausencia me entristece, sin embargo, espero sentir otra vez tu perfume cerca de mi, como hace días, cuando me cerrabas en tus brazos, ajeno a mi ilusión.
Aún tengo tus ojos negros clavados en mí, más no logro descifrar el significado de esa mirada que me siguió durante toda la velada. Cuando uní mis ojos a los tuyos, una sonrisa nos hermanó, y el calor subió desde mi centro, aturdiéndome.
Estabas allí, acechándome con el asedio de tu mirada, sin embargo… te fuiste.
Podría florecer nuevamente para vos, quisiera ser de nuevo capullo, e ir abriendo mis pétalos uno a uno, ofrecerte mi néctar y que te embriagaras de él.

domingo, 8 de agosto de 2010

ANTES TUVE OTRA VIDA



Antes tuve otra vida, y volví a nacer. Antes tuve otro rostro, que se desgarró en los espejos. Antes tuve otros ojos, que creían lo que veían. Mis antiguas manos se llenaron de falsas caricias y mis labios, crédulos, bebieron del desamor.
Con indolencia me desangré en caminos y en esperas, me deshojé como una rosa azotada por el viento y vi caer mis pétalos, ajados, sobre ríos de sangre.
El mar rumoroso de mis venas se aquietó y las luces se alejaron, dejándome en tinieblas. Risas y más risas no pudieron rescatarme. Falaz desvarío y palabras muertas.
Antes tuve otra boca, que acariciaba en besos y frases, antes tuve otra piel, que se estremecía al efímero contacto de esa otra.
No creas hoy en mi sonrisa, velo de mi alma. No creas hoy en mi llanto, mi llanto ya no perdona.
Ocasos de pasión marcando el tiempo, puntos grises al poniente, olas blancas más allá. El paisaje no ha variado, sin embargo, ya no lo siento.

miércoles, 14 de julio de 2010

LOS CUARENTA



Soy optimista, creo que llegaré a los 80. Por tanto, estoy en la mitad de mi vida, ¿cómo no celebrarlo?

Los cuarenta me trajeron nuevos aires, nuevo rumbo. Punto de inflexión.

La madurez de a poco se fue asentando en mí, aunque sigue luchando contra esa jovencita curiosa que no fui, y que apareció en mi vida tardíamente.

Extraña mezcla de mujer y adolescente, me guste o no.

Mi adolescencia pasó sin que me diera cuenta, jugando a ser adulta, asumiendo roles que no eran oportunos.

Inversamente, a la fecha, cuento con una gran cuota de ingenuidad juvenil, no la de las jóvenes de hoy, que han perdido la inocencia prontamente.

Muchos sueños se estrellaron contra la pared indiferente de la realidad, más sigo soñando.

La vida es sueño… dijo Calderón de la Barca.

¿Qué sería de nosotros sin ese margen para la fantasía?

La risa de a poco va encontrando su camino.

Los gustos, mis gustos, van saliendo lentamente de la caverna de la censura.

Y estreno cada día una ilusión, y estreno cada día un desafío.

Y aunque la piel no tenga la tersura de antaño, es la misma piel que puede sentir la caricia.

Y aunque los ojos estén bordeados de pequeñas cicatrices de tiempo, conservan el mismo brillo intacto de la esperanza.

Y si de mi boca brotan palabras duras, también florecerán inolvidables besos.

La vida me trajo, esta tarde de lluvia, el perfume de un recuerdo añejo, casi olvidado.

Ese aroma a peligro, ese latir indómito, manos blancas, boca trémula.

Todo es sentir, más no arriesgar.

Ya no espero, avanzo.

No más ganas de llorar en esta tarde gris.

Que sirva el gris como aliciente, preludio del sol en la mañana.


Alexia

sábado, 10 de julio de 2010

PARA VOS


De a poco vuelven las palabras al verme reflejada en esa otra.

Esa otra que llora por amor, desengañada.

De a poco la bruma se disipa y vienen, en pequeñas oleadas, las ideas, al sentir a esa otra destrozada.

El brillo de sus ojos no es el mismo y el temblor de su boca, otrora anhelante, me hablan de dolor.

Qué ganas de decirle: ¡no lo vale!

Sin embargo, sólo el tiempo y la distancia la arrastrarán a otra orilla, su barco enfilará sus velas hacia un nuevo horizonte, despejado y rico.

Apenas dio sus primeros pasos en la comedia y cayó, sin estrépito.

Sé que es fuerte, que no bajará los brazos, y confío en que sus ojos de ese color tan indefinido, brillarán nuevamente.

La desazón la arrastrará hacia el pozo más oscuro, para resurgir convertida en mariposa, colorida y resuelta.

Las lágrimas que ruedan hoy por sus mejillas regarán la tierra donde crecerá, fuerte, la nueva semilla de la esperanza.

Y cuando otros brazos la envuelvan, sabrá que ése es su lugar en el mundo.

Y cuando otros labios la besen, sentirá morir y renacer en el mismo instante.

Para N.R.D.