domingo, 23 de mayo de 2010

TAL VEZ


Encontré una gota en el desierto, que mitigó mi sed. Tal vez sea un espejismo, sin embargo, se siente tan real, tan fresca. Esa gota va multiplicándose, va inundándome, calmando mi sequía, fertilizándome, despertando fibras dormidas en mí desde hace siglos. Tal vez en el desierto pueda germinar la semilla de ilusión que nació en esa gota, tal vez broten hojas y pueda crecer un árbol fuerte como un roble, donde poder apoyar mis huesos cansados, cobijarme entre su follaje cuando tenga frío en el alma y tristeza en los ojos. Tal vez nada ocurra y la gota se evapore bajo el sol candente o se hunda en las arenas movedizas, mientras tanto, quiero sentir su frescura en mi boca.

1 comentario:

  1. Esto lo escribí camino a Buenos Aires para asistir a la presentación de la novela de mi amiga Gloria Casañas, "La maestra de la laguna", el 01-05-10.

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