domingo, 13 de noviembre de 2011

DIA 31

Día 31, ella lloró por primera vez en el momento de la pequeña muerte. Extraña comunión jamás sentida y siempre añorada.
Él tiene una sonrisa de niño que deja ver cada vez más seguido, mezcla de timidez con dejo de inocencia. Ella obtuvo una foto de esa sonrisa, mal encuadrada, torcida y de lejos. Más no importa, sabrá acomodarla para lograr un primer plano perfecto para sus momentos de angustia impar, cuando la ansiedad le talle las sienes y le perle los ojos, sin motivo y sin respiro.
Él le dio todos los gustos y la elevó a los cielos. Bebieron el vino en sus bocas y en sus cuerpos, se saciaron de él y arrasaron con la escasa cordura que les quedaba, dando paso a una locura racional y equilibrada, donde él ponía distancia cuando hacía falta y la acortaba cuando ella intentaba escaparse.
A él le gustaba hacerla reír, ya que ella lo hacía poco, siempre decía que no tenía sentido del humor, no sabía hacer bromas ni aceptarlas. Estaba siempre a la defensiva, secuelas de antiguas heridas, que ella afirmaba estaban cerradas, más de las cuales a veces brotaba una línea de sangre.
Él solía ser irónico, ácido, crítico, y ella a veces replegaba sus alas, no quería ser materia de análisis, demasiado la había estudiado él antes de bajar sus defensas y permitirle entrar a su mundo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

COMPLEMENTOS


Acero y seda. ¿Cuál es cuál?
Él es fuerte, como un león, más detrás de su armadura de hierro se esconde la fragilidad de un alma herida. Transitando eternidades, escapando a la cárcel del tiempo él dejó de buscar. Si fuera un elemento sería el fuego volcánico contenido a punto de estallar. Sin embargo tiene también la libertad del viento en su espíritu, a veces huracanado, otras, brisa tibia que serena la existencia de ella.
Ella es suave, aparenta debilidad, más los golpes la tallaron a maza y humillación. A menudo se sintió insensible, fría y especuladora. Él vino para derretir sus muros de hielo, a rescatarla de la abulia del aturdimiento.
Él es complejo y lo profundo, ella es simple. Ella tiene miedo y lo dice, él tiene miedo y lo insinúa. Él es hermético para el mundo, a ella todos creen conocerla. Él se cansó de dormir con cuerpos vacíos, ella se cansó de buscar en los desiertos.
Hablan el mismo idioma, los ritos son importantes.
Ella le entregó su alma mucho antes de que él se diera cuenta, él la entregó a cuentagotas, temeroso al descubrir que derribaba sus defensas.
Se complementan, ya dejaron de buscar.
Se unieron en carne y lágrimas, se unieron en piel y sudor, en letras y palabras, en metáforas y libros.
Creen en lo mismo, eso que los une a pesar de las diferencias.

viernes, 14 de octubre de 2011

LAS SEMILLAS DE PACARA O TIMBO


Hoy somos semilla. Como el timbó, florecimos en primavera y de los frutos emanará la tinta con que escribimos a diario nuestra historia, esa que comenzamos sin darnos cuenta tiempo atrás. Los ejemplares solitarios suelen ser tortuosos, más cuando crecen en asociación tienden a poseer un fuste recto, como la palabra y los pensamientos que nos guían.
Código que sólo nosotros entendemos, mágica comunión de almas impares buscándose en el entramado de la selva que habitamos.
Dos semillas en forma de corazón, una presenta una pequeña herida en su costado, la otra parece intacta, más sólo parece. El viento del invierno las arrancó de la copa, arrastrándolas, meciéndolas, acercándolas, alejándolas caprichosamente, hasta que la primavera con su brisa angelical y sus lluvias impertinentes, las unió.
De crecimiento lento, puede tardar años en alcanzar el cielo, más, si lo logra, la copa es ancha y poderosa, capaz de abrigar a los más indefensos amantes.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Carta para un amigo

Ansiando el chispazo de la piel te negaste a sentirlo y vagaste por otros cuerpos y otras bocas, castigándote con el sabor amargo del vacío.
Creías que la felicidad no era para vos, cargaste sobre tu vida culpas por omisiones que tal vez, de haber sido acciones, nada hubieran cambiado. Tu ángel debía partir hacia otra misión que no estaba en la tierra. No te condenes a perpetuidad, hay un mundo fuera de tu dolor, un mundo de almas nobles, ese que vos te negás a frecuentar.
Dejame abrir la puerta de tu cárcel, tomame de la mano, robame otro beso y caminemos juntos.
No sé qué deparará la vida para nosotros, más... ¿por qué hundirte en el barro si el sol brilla sobre tu cabeza?
Podría quererte... ¿podrías quererme? Y si no podemos querernos, no importa, al menos dejame ayudarte a sentir, a vivir la vida plena.
Sacate la máscara, mostrale al mundo tu verdadero yo, como hiciste conmigo. Acá afuera se siente bien la vida, a veces duele, es cierto, pero el dolor es parte de vivir, y hay que aprender a llevarlo a cuestas, sin dejar que él nos lleve a nosotros.

Para P.

miércoles, 31 de agosto de 2011

TENGO

Todavía tengo tu perfume conmigo, tengo la suavidad de tu rostro recién afeitado sobre mi piel, tengo tus manos tibias entre las mías, tengo tu sonrisa de costado, tu mirada por momentos seria, por momentos pícara.
Tengo tu indecisión en el instante del último abrazo, en el suspiro del último beso, ése que dejaste en mi cuello, en mi ropa, en mi pelo, en mi mejilla, pero no en mi boca como ambos deseábamos y evitamos para protegernos, o para protegerme. Agradecí calladamente el gesto, pero … ¿Por qué no me besaste?
Volví a desnudar mi alma para vos, volví a dejar llorar mis ojos, fui débil otra vez.
Tus palabras… me dijiste que me querías, y yo siento que es así. Más no logro entender por qué, a pesar de todo, no podés estar conmigo.
Y las lágrimas perladas caen otra vez sobre el teclado negro.

sábado, 20 de agosto de 2011

VIDA IMPAR


Cada vez veía más lejos la posibilidad de enamorarse, no es que hubiera bajado los brazos, nunca se sabe cómo y de qué manera vendrá disfrazado el amor. Pero intuía que el amor ya no era para ella, la libertad primaba y no son compatibles el amor y la libertad.
El amor tiene mucho de egoísmo, de atadura, y eso ya no era para ella. Había soltado amarras hace tiempo, no quería replegar sus velas otra vez. Y sabía que pocos pies podrían seguir sus pasos, conseguir su ritmo, respetar sus tiempos. Y ella no tenía ganas de detenerse, quería seguir y seguir.
Lo había intentado, más los espejismos se hundían en la arena como las fuertes olas que lamen la orilla para desaparecer al instante.
Qué más daba, beso más, beso menos. En definitiva, los abrazos nunca eran genuinos, sólo una descarga del cuerpo, una necesidad primitiva, fisiológica, como comer o dormir. Ya no los sentía en el alma, no quería sentirlos.
Ya no se desvelaba por las noches, imaginando a ese hombre que había dibujado en sus sueños, inventando esa historia de amor incondicional que de niña escribía en su mente y que años más tarde bajarían al papel. Sólo eran historias que leerían mujeres como ella cuando todavía creía y a las que había que alentar.
Ya no perseguía aromas en el viento, ya no buscaba entre la muchedumbre su silueta, ni perseguía números, ni forzaba la vista tras los vidrios negros. Había desistido, aunque todavía pasaba por su casa y miraba hacia su puerta, una mirada de soslayo, urgente, disimulada para que ella misma no se enterara de su desliz. Sabía que ese camino estaba cerrado, inundado, bloqueado para ella.
La candidez, la inocencia, habían sucumbido ante la realidad. Ya de joven vislumbraba que andaría sola por la vida, intuía su futuro impar, no porque lo ansiara, ni porque se sintiera especial, sino porque se conocía. Sabía que no iba a conformarse, que siempre querría más y más, y que la soga tiene fin, como los días que mueren a diario en la noche, como el mar que muere en la orilla y los besos en la boca.

domingo, 7 de agosto de 2011

LABERINTO GRIS

Laberinto hoy gris como el plomo que se cierne sobre mi cabeza y me confunde y aplasta. El remedio que me diste y supo dulce, hoy es amargo, denso, inexplicablemente frío y distante. Los relojes se detuvieron en este instante que quisiera borrar de nuestra historia, imposible atrasarlos para regresar a los momentos de ternura, ésos con los que me conquistaste y ya no están.
Tus ojos ya no miran como antes y el dolor colma los míos de lágrimas de frustrada ilusión. Otra vez la misma historia. Sé adónde recurrir, sé dónde estará mi refugio final, ése al que no me decido a llegar pero que pienso en cada momento de indecisión, de miedo, de dudas, de bronca y de dolor. Perfume conocidos, manos cada vez más seguras, cuerpo acogedor.
Fuiste duro, inconmovible aún ante las perlas de un niño, no hay vuelta atrás con vos. No volverán a hacerme daño, tendré que ser yo la esquiva, otra vez.
Busco la salida y creo hallarla en cada recodo, más es otro espejismo que me marea por un rato para volver a perderme. Regreso a amores pasados, a añorar el sabor del vino en su boca, a esperar ese mensaje que jamás llegará, a pensar en esa voz de trueno que todavía resuena en mis sueños, a pasar por esa casa, por esa esquina verde que encierra tantas cosas inconclusas.
Atrapada en dudas, con ansias de libertad recién estrenada y vuelta a guardar en el arcón de los amores. Tantos años de soledad me impulsan al arrojo, más… no es suficiente, nunca es suficiente.
Siento que estás afuera, yo estoy fuera de mí, veo todo desde la altura, como una extraña, y vislumbro el final. Ese mismo y cíclico final de tantos comienzos esperanzados. Creés conocerme y ni siquiera podés ver detrás de mis besos, no podés asimilar que te me vas perdiendo, que me voy perdiendo, como tantas otras veces.
Ya no sé si lloro por sentimiento o por costumbre, como una necesidad fisiológica más de este cuerpo que otros creen bello y deseable y que yo siento a menudo muy cansado, deseoso de recostarse en otro cuerpo que me refugie y cuide. Dormir, sólo quisiera dormir cual bella (no soy bella) durmiente.
Vamos como en círculos, girando y cambiando de rol. Cuando yo estoy arriba vos caés en las aguas oscuras de la insensibilidad, haciéndome sufrir. Cuando yo trastabillo y me caigo es cuando más empeño ponés para que la rueda siga andando, robando terreno a la vida, llevándome hacia el sitio en que vos querés tenerme. Y me tuviste y te sentiste seguro, pero no confíes en mi llanto, mi llanto no perdona.
Mi llanto me arrastra como una corriente poderosa a evocar otros brazos que sé que me contendrán, a otros ojos, no tan bellos como los tuyos pero que me gritan calladamente, a otras manos que me conducen con firmeza y cuidado, aunque tal vez no me acaricien como las tuyas. Mi llanto me lleva y me hunde en remolinos de dudas, de reproches, de furias añejas al compararte con aquel que un día me lastimó y agredió hasta dejarme convertida en este despojo, insegura, frágil, desvastada.
Me prometí que nunca más me harían sufrir, nunca más. Tendré que sacarme el alma, destrozarla, partirla en miles de partículas para que nunca más vuelva a ser. Tendré que convertir en piedra mi corazón ingenuo y sediento de amor, para que nunca más vuelva a sentir. Tendré que vestir nuevamente mis ojos y mi boca con esas falsas sonrisas y esas falsas miradas que durante años me acompañaron y me disfrazaron tan bien. Tendré....

sábado, 16 de julio de 2011

ESCRIBO

Porque convalido mis convicciones y deseos.
Porque siento el placer único de la palabra.
Porque aprendo a buscar mi yo en las afueras.
Porque encuentro preguntas dando respuestas.
Porque comparto mi destino sin limitaciones.
Porque amo el don de ser diferente por un verso.
Porque presagio mi vida en la poesía.
Para que las ideas encerradas en mi cuerpo no lo rompan.
Para que el silencio sea cómplice de los recuerdos.
Para que la nostalgia me redima de la angustia.
Para que las lágrimas cicatricen en el papel.
Para que las heridas mueran en la inspiración.
Para que el músculo de la esperanza no se atrofie.
Para que el amor sublime el lenguaje.
Por la belleza que merece el intento de ser contada.
Por la memoria de mi piel y de mi alma.
Por la herencia que recibo de otros.
Por la pasión inevitable que me domina.
Por la sangre que diseña el camino.
Por la vida que late en todo cuanto miro.
Por el desahogo que derrama el mejor alivio.
Escribo porque estoy viva.
Escribo para no morir.
Escribo por el vuelo libre que es vivir.

de Laura Giudici

domingo, 10 de julio de 2011

Despiadada

Con qué ligereza decía "te quiero". Ella creía querer, pero cada despedida era menos dolorosa, era como cerrar una puerta, arrojar la llave y olvidarla para siempre.
Enseguida tenía una nueva presa en mente, a veces ya elegida, otras, incierta, más siempre estaba lista para saltar. Su corazón salvaje, jamás conquistado, pedía a gritos una nueva víctima.
Qué fácil hubiera sido dejarse querer... más no quería lastimarlo.
Podía herir, sin quererlo, ella lo sabía. No había maldad en ella, es más, un halo de inocencia todavía la rondaba, porque seguia siendo ingenua en muchas cosas.
Alguien le dijo una vez que se movía como una pantera, ella no se veía así.
Lo hubiera dado todo por ser sencilla, por poder dejarse amar sin ansiar sentir ese vértigo en la sangre, ese golpe en la parte baja del estómago, esa falta de aire que la aturdía cuando se creía enamorada.
Más... la rutina y el compromiso no eran para ella. Ya no. Ese tiempo había quedado atrás, muy lejano en su recuerdo, cuando todavía creía en el mirar, cuando todavía podía dejarse envolver por las bellas palabras susurradas a su oído. Era tarde ahora. Se había vuelto de cristal, transparente, sí, como siempre, más fría como el hielo. Sólo sus ojos acerados conservaban ese dejo de debilidad que se materializaba en lágrimas, que a nadie osaba mostrar.

LAURA

Mezcla de gitana y soñadora. El encuentro fue una catarata de palabras, de gestos, de ilusiones compartidas, de hablar ese mismo idioma, en el que usamos las mismas palabras (no existen palabras diferentes en este lenguaje) pero que nosotras podemos transportar a otra dimensión. Cualquier otro interlocutor o escucha puede pensar en nuestra locura. Y tal vez estaría en lo cierto. Nos transportamos a otra atmósfera, donde los personajes cobran vida, donde las ilusiones gobiernan y nos llevan de la mano hacia una cordura ajena, lejana, incomprensible para el resto de los mortales.
La mesa de café era nuestra isla, y nosotras, como dos náufragos, navegamos en aguas apasionadas, dejándonos llevar por las corrientes de palabras, de sensaciones, de urgencias. Esas mismas palabras que usábamos a diario, estructuradas y concretas, las que volcábamos en nuestros escritos de expedientes, allí eran bálsamos para el alma, conductores de sentimientos y sueños, que nos arrancan de nuestras rutinas y nos elevan a ese sitio donde nos sentimos intocables, libres al fin.
Cuántos sentimientos nos unieron en esa hora y media, durante la cual, a borbotones, respetando el turno, intentábamos contarnos todo, nutrirnos, alentarnos y conocernos. La misma pasión nos hermanaba y nos elevaba por encima de las mesas del café, de los libros, los tan amados libros que nos llevaron hasta allí, y que por la emoción del encuentro ni siquiera miramos, ya habría tiempo para ello. Sensaciones, profundas fueron parte del hallazgo. Era fuerte y extraño a la vez, sentir esa empatía con una extraña, porque era la primera vez que nos veíamos, pese a ello, no éramos extrañas, éramos dos almas casi gemelas, unidas por la pasión de la escritura, separadas por la vida cotidiana, los horarios, las responsabilidades. Físicamente diferentes, de alma par. El mismo cuidado a los libros, la misma devoción por las palabras, distintos estilos y ángeles que nos acompañaron hacia la meta, más… la misma pasión.
Y el después… fue un preludio de algo maravilloso, una sensación extraña en el cuerpo y en el alma, nuevas ganas, nueva energía para seguir atravesando el día, la semana, el mes y la vida.

9-7-11

jueves, 23 de junio de 2011

EQUILIBRIO



Cómo encontrarte?
Si cada vez que te busco
me pierdo en las sombras rectas de una figura
que desconozco…
Cómo encontrarte?
Si la sensualidad con que me provocas
me lleva al otro lado
y desapareces entre raras formas
que se sumergen en profundidades
mas abstractas
mas recónditas…
Cómo encontrarte?
Sigo a la recta que me marca tu sentido
vuelco vanidades en el pozo del hastío
como espejos necesarios



ANALIA WETZEL



Editora de Cultura Fusión Editorial.



Escritora. Pintora.



jueves, 16 de junio de 2011

ESTRENAR


Estrenar siempre y entrañablemente
una mirada tierna que explique sin palabra
una palabra exacta que acaricie sin manos
unas manos amigas que apoyen sin presencia
una presencia cautivante que invite muda al éxtasis
un éxtasis perfecto que convalide una sonrisa
una sonrisa inefable que dinamite ásperos puentes
puentes ambiciosos que acerquen a nuevos sueños
sueños salvajes que respiren formal poesía
una poesía mujer que prefigure un sorpresivo viaje
un viaje hombre que conmueva el corazón del infinito.
Estrenar siempre y misteriosamente
un milagro ausente que dignifique pálidas heridas
heridas sanas vestidas de fiesta que no sientan dolor
un dolor breve transformado en indemne cicatriz
una cicatriz etérea que desborde espontánea risa
una risa estruendosa que celebre algo irresistible
algo irresistible que conlleve lo inevitable y bello
un bello rostro que edifique un deleite ante los ojos
unos ojos sinceros que vean dentro de los sentimientos
sentimientos impetuosos que ensayen indelebles huellas
huellas sensuales que dejen al amor sugerido el camino.
Me encanta estrenar euforia fantástica
con experiencia atávica en la meta
cada día.
Me fascina estrenar ilusiones sublimes
con urgencias colgadas en la marcha
cada noche.
Porque es poesía estrenar la vida a cada instante
como un huracán orgulloso, altruista e irreverente
que trasciende rebelde entre los grises urbanos
con destreza sutil y poderosos deseos plateados.


LAURA GIUDICI. "VIAJANDO SUEÑOS". EDIT. CULTURA FUSION.


domingo, 5 de junio de 2011

DOMINGOS




No me gustan los domingos
tienen gusto a fin que nunca termina
detesto sus sonidos, sus previsiones
su ausencia de azares posibles
nada bueno ocurre los domingos
más que las rutinas estériles.
He tratado de invertir la agonía seca
que ineludiblemente me llega lenta
una demoledora vez cada semana
como un hilo letal que se apodera
hasta de mi imprevisible inspiración.
He vencido algunos procurándome el misterio
de una mañana diferente, de un día infinito
saciado de emoción, de locura, de sorpresas
de orgullo, de carcajadas, de poemas.
Concibo los domingos de mi vida
con la sustancia de un secreto mayor y mejor
que los secretos todos del universo.
Tergiverso su adn profético
para que no muera mi capacidad de disfrutar
para que no duerma mi voluntad de sonreír
para que no despierte mi miedo de olvidar
Obstinados los domingos insisten en su atávico exceso sepulcral.
Caprichosa mi alma victoriosa insiste en su atávico deseo visceral.
Preludio, pasión y memoria de algo bello
a fuerza de arbitrio sintetizan ahora ese día.
Eludiendo mi convicción primera inevitable
condecoro mi manera de transmutarlos parcialmente.
Ya que al final del célebre viaje
el domingo es y será día de muerte.
El domingo es irremediablemente día de muerte
aunque negocie con él un tramo de mi vida.
Yo al menos moriré en paz un domingo
inmersa en un gran sentido de la oportunidad
convirtiéndolo a su pesar en un día distinto.






LAURA GIUDICI. "VIAJANDO SUEÑOS." Edit. Cultura Fusión

miércoles, 1 de junio de 2011

EL REVES DE MI SONRISA



Estuve mirando hacia dentro y vi el revés de mi sonrisa, ésa que muestro al mundo entero. Más… lo que había dentro era atroz.
Un desierto inhabitado reinaba en el lugar. Las flores que por fuera engalanaban mi rostro no tenían raíces, sus tallos flotaban sueltos en el aire calcinante, bajo el sol de fuego que me guía y sostiene.
Varios pájaros yacían muertos sobre la arena caliente, sus alas atadas, sus picos cortados, sus patas quebradas. De uno de los nidos habían logrado resistir tres pichones, que habían volado lejos. A fuerza de caerse y golpearse habían emprendido vuelo.
El revés de mi sonrisa, paraje desolado, pocas veces florecido, siempre lastimado.
Mi boca… mi boca por dentro era igual de triste. En otros tiempos había proferido palabras de amor, más de poco habían servido. Ahora lucía con los labios resquebrajados y sellados con un rictus amargo. Se había enfrentado a barreras, humillaciones y besos amargos con estoicismo, pero ya nunca más.
Lo peor era el revés de mis ojos… esos ojos que otrora brillaran con una mezcla de picardía y entusiasmo. Parecían de fantasía, fijos y secos. Antes solían llorar, ya fuera por alegría o por tristezas, ahora se habían secado para siempre. La inexpresividad se había apoderado de ellos para jamás liberarlos.
Ahora, espero el viento.

domingo, 29 de mayo de 2011

BAJAR LOS BRAZOS OTRA VEZ



Quisiera saber si aún te conmueve verla. El silencio con que me condenas me llena de incertidumbre y no me deja disfrutar.



Quisiera saber si las cosas que ella te dijo en palabras pesan más que las que yo te demuestro en hechos.



Quisiera saber qué sentiste cuando la miraste, primero con disimulo, a la distancia, porque ya perdiste el rastro de su cuerpo, luego con violencia, recordando, tal vez, su traición, y más tarde, quizás, te invadió la nostalgia, ésa que me hará perder.



Quisiera saber si recuerdas el olor de su piel, su textura, sus gemidos cuando estás conmigo o si yo te basto al menos para ese instante en que ambos morimos.



No quiero ser tu segunda opción, quiero ser la única.



Más... ¿cómo competir con su recuerdo? ¿Cómo penetrar en esa zona que ella dejó helada y a la cual pretendo acceder a fuerza de cariño?



Temo y no quiero temer, nunca fui temerosa. Sin embargo, tu impermeabilidad me hace dudar y a menudo pienso que lo mejor será bajar los brazos, abrir las manos como aquella otra vez y dejarte ir.

domingo, 8 de mayo de 2011

YO QUIERO



Que me pienses antes de dormirte, cuando cerrás los ojos y aflojás el alma, cuando liberás tus puños y relajás tus manos, en ese instante previo a la inconsciencia.
Y quiero ser parte de tu sueño, ese sueño que te cosquillea en el cuerpo mientras dormís, pero también de tus sueños de ojos abiertos.
Yo quiero ser la primera persona en la que pensás al amanecer de tu día, cuando aún la somnolencia te marea y no sabés si estás despierto o todavía vagás por paraísos de inconsciencia.
Yo quiero que mi voz sea la melodía que calme tus enojos y que mi mirada sea el remanso para las tormentas de tu día.
Yo quiero que mis besos sean bálsamo para las heridas de tu vida, que mis manos sean caricia para tus músculos tensos y que mi cuerpo sea refugio cuando te sientas atormentado.
Yo quiero serte indispensable como el agua, fresca, pura, sanadora. Y también quiero ser el volcán que te encienda y te desordene, y que en ese fuego nos quememos los dos, para luego volver a armarnos, uno al otro, resurgiendo.
Lo que yo quiero, en definitiva, es que me quieras.

domingo, 24 de abril de 2011

INCIERTOS



Había días que le eran más inciertos que otros, en ésos le daba por llorar, pero las lágrimas no le salían más que disfrazadas de sonrisas, y apretaba los dientes y sangraba por dentro.



Quería dormir, pero la vigilia la mantenía con los ojos abiertos, grandes, ansiosos.



No era sólo por su indiferencia, era algo más que no alcanzaba a descifrar; un escozor en el alma, una carencia en la piel, un sinsabor en la boca, y un adiós anunciándose en sus labios.

viernes, 25 de marzo de 2011

ZAPATITO DE CRISTAL



La vi correr detrás de él y advertí cuánto había cambiado. Ya no vacilaba, su cuerpo era estable, seguro. Sus cabellos rubios, al viento, entonaban una melodía por momentos dulce, por momentos angustiante.
Reafirmé lo mucho que la amaba, cómo no amarla si es parte de mi. Yo caminaba detrás, vigilante, como siempre. De a ratos ella se daba vuelta para corroborar mi presencia, se sentía segura.
Sus ojitos claros como el cielo me regalaban a la distancia sonrisas plenas de ilusión y de vida nueva.
Sólo una vez la vi llorar con sentimiento, fuera del habitual capricho, y se me encogió el alma. Lo único que pude hacer fue abrazarla y besarla, tratando de transmitirle todo ese amor que a veces se esconde detrás del cansancio y el malhumor. Estaba angustiada y en parte era mi culpa. ¿O no? Nunca podré saberlo. Su inmadurez me priva de respuestas precisas, ciertas.
Sin que me de cuenta el capullito que di a luz se va transformando día a día en hermosa flor silvestre, salvaje y libre. No será nunca flor de florero.
Sus diálogos me hacen advertir que está dejando atrás la primera infancia para ingresar en una niñez impetuosa y desafiante. Ya no puedo dirigirme a ella sin una respuesta convincente, porque empieza a cuestionar.
La miro a diario y me reconozco en sus ojos, sin añorar mi propia infancia, ahora el mundo es para ella.
Vive enamorada del amor, ¿será romántica incurable también? La ingenuidad ilumina sus ojos de cielo, ávidos de aventuras, plenos de incógnitas.
Princesa entre dos rebeldes, de princesa tiene poco. El universo masculino la rodea y se siente cómoda en él. Oleadas de delicadeza la invaden lentamente, haciéndola vacilar entre las espadas y los zapatitos de cristal.

viernes, 18 de marzo de 2011

CARITA GRIS


Mirando tu carita gris sólo puedo ver tristeza en tus ojos.
Tus ojos suplicantes implorando compasión.
Es desgarrador verte así, con tu pelo desgreñado cayendo sobre tus hombros,
Con tu sexo incierto, con tus manitos sucias pidiendo una moneda.
Y te la doy, y me siento peor.
Oculto mi cara para que no veas mis lágrimas
Y veo claramente tu futuro:
De niño de la calle pasarás a adolescente ladrón,
Y si no caés, serás bebedor marginal
O padre golpeador,
O cartonero,
Otro de tantos.
Tus destino mísero ya está marcado
Y qué impotencia se siente.
Los otros en el tren te ignoran:
La costumbre de verte a diario los ha vuelto insensibles.
Tal vez yo también me acostumbre
Y sólo deje caer mis lágrimas ante una película barata.
Carita gris, mirada triste
¿Qué puedo hacer yo?

miércoles, 16 de marzo de 2011

EL ABRAZO DE LAS LETRAS



El afiche de la Feria del Libro de Bogotá muestra el abrazo de las letras.

Qué certera imagen.
Las letras, y la música, están cuando hay un horizonte, pero más están cuando no lo hay.
En ellas no existe nada, pero está todo. Siempre llegan a donde lo demás no puede llegar, y permanecen luego de que todo se ha marchado.
Cuando la vida nos niega, ellas nos afirman; cuando sobreviene el dolor, nos muestran otro mundo, invisible para los demás, pero firme para nosotros, que vivimos el naufragio.
Que distintas serán las letras para los que no conocen el arte de naufragar y sobrevivir. Para ellos serán órdenes, o mensajes.
Para nosotros, son mundos.
Ellos ignorarán ese abrazo.
Nosotros sólo vivimos en él.
¿Pero somos nosotros quienes, con el resto de nuestra lucidez, y lo que queda de nuestras fuerzas, lo pedimos, o ellas nos lo dan?
¿Son las letras las que contienen una profundidad que sólo el dolor puede descubrir, o nosotros damos a las letras la profundidad que encontramos en ellas?
El gozo nos hace disfrutarlas. El dolor nos hace necesitarlas.
En el gozo, las letras iluminan. En el dolor, abrazan.
Si la vida nos lleva, las letras nos informan. Si la vida nos desafía, nos orientan. Si la vida nos hace perder el norte, ellas nos toman en sus brazos, no para informarnos u orientarnos, sino para que sepamos que seguimos vivos, y que hay algo más allá del inmenso mar donde se nos arrojó, sin brújula, sin comida, y sin agua.
Las letras hacen resonar zonas ocultas de lo que dejamos, lo que esperamos y lo que ignoramos ser.
La vida nos impone el desafío y ellas nos dicen eso que podemos ser, la eterna y vaga posibilidad que sobreviene cuando resistimos y resistimos, sin saber cómo, ni para qué, ni hasta cuándo.
Abrazo, resistencia, luz, sombra, rumbo, horizonte.
Brazos hechos del blanco de la página, de la escritura, del gesto de ofrecimiento y del de entrega.
Qué más puede haber.
Posiblemente, nada.

Eduardo Balestena, Escritor Marplatense










OCURRE AL OTRO LADO DE LA NOCHE

El día 16 de marzo a las 19,30 hs. tendrá lugar el relanzamiento de la novela de mi querido amigo el Escritor Marplatense Eduardo Balestena, "Ocurre al otro lado de la noche".
La presentación estará a cargo de la Profesora Marta Villarino (docente y especialista en estudios teatrales de la UNMDP) y el Dr. Fabián Iriarte (poeta, docente y traductor).
El flautista Franco Gidoni (Orquesta Sinfónica Municipal y Orquesta Filarmónica de Vientos) interpretará la partita para flauta de Johann Sebastian Bach.
La misma se llevará a cabo en el Auditorio de Osde, Av. Colón e Hipólito Irigoyen.
Los esperamos.

PRESENTACION DEL ESCRITOR MARPLATENSE EDUARDO BALESTENA


martes, 15 de marzo de 2011

27 DE MARZO


Falta poco para el año. Un año del comienzo de un final largamente anunciado. Un año del comienzo de un final todavía no asumido. Final que ha tenido varios finales, puerta cerrada tantas veces que ya perdí la cuenta.
Un año. ¿Te acordarás siquiera de la fecha? ¿Sabrás que fue un sábado por la noche cuando me contactaste por primera vez? Triste noche de sábado, la mía. Más, a partir de tus palabras, de esas tácitas citas que teníamos cada día al caer el sol, mis sábados comenzaron a ser, no digo alegres, sino atractivos. Saberte allí, al otro lado de la pantalla, tecleando durante horas para mi, era una ilusión que iba barriendo mi inmensa y continua soledad.
El verte no fue lo esperado, no eras mi tipo ideal. Sin embargo pasé por alto tu aspecto y me perdí en tus palabras. Tiempo después me perdí en tus brazos y sucumbí a tu boca. Si lo pienso bien, no eran gran cosa, me refiero a tus brazos, a tu boca. Fue más bien, mi desamparo el que me empujó hacia vos, idealizándote. Y vos, que también estabas nostálgico, te dejaste querer.
Mi cariño bastó para querernos a los dos, aunque a vos, te quiso un poquito más, olvidándose de mí. Todavía estoy sufriendo esas diferencias que hizo conmigo.


15-03-2011

domingo, 13 de marzo de 2011

UN DÍA EN EL BOSQUE


Serenidad de pinos, liberé mi alma. Una paloma me la arrebató en su vuelo y la dejó suspendida entre los haces de luz que surcaban el bosque. Desde la altura pude ver, con ojos de distancia, la simpleza de las cosas bellas.
Olí el aroma de la tierra húmeda que se mezclaba con el olor a eucaliptos y pinos, escuché el trinar de pájaros y evoqué a mis amigas, bulliciosas y libres como ellos, saboreé el placer de la libertad y me pregunté dónde estaba yo mientras la vida me vivía, en qué rincón me había ocultado de la alegría.
Y así, suspendida ahora entre las alas de una gaviota que me arrastró hasta la orilla, pude ver el mar en su magnitud, en su dulce soberbia cotidiana, olvidado tal vez por la costumbre de tenerlo a diario.
La tormenta estaba lejos, en el horizonte, bella en su poderío y su distancia, y aunque amenazaba con alcanzarme, no tuve miedo. La lluvia que se avecinaba traería también la vida y el alivio.
Siempre con mi alma liberada y mi mente, no en blanco sino plena de colores, caminé por la arena mojada, enterré mis pies y mi pasado, y me dispuse a ser feliz.


12-3-2011

lunes, 7 de marzo de 2011

SOY MUJER


Soy mujer… no sólo el 8 de marzo sino todos los días. Cuando reniego de mis obligaciones, y sin embargo las cumplo como mejor puedo.
Soy mujer cuando me detengo a mirar una vidriera, aunque no necesite lo que estoy viendo ni tenga el dinero para comprarlo.
Soy mujer cuando critico a otra mujer, ya sea por su ropa, por su aspecto o por su palabra.
Soy mujer también, cuando me emociono por una propaganda donde un niño abraza a su hermano o besa a un anciano.
Soy mujer cuando defiendo como leona a mis hijos, aún cuando tengo que pelearme con directivos de colegio o llorar frente a inspectores del consejo escolar.
Soy mujer también cuando alimento sueños, curo heridas con besos y digo mentiras piadosas, para no desilusionar a un niño… ya tendrá tiempo para eso.
Soy mujer cuando organizo un cumpleaños para cuarenta en dos días, y no me falta nada. Y también cuando quedo desvastada el día después.
Soy mujer cuando puedo hacer varias cosas a la vez, como hablar por teléfono, limpiar la cola a un niño y dar órdenes a otro.
Soy mujer al momento de poner las cartas sobre la mesa, patear el tablero si hace falta y empezar de cero.
Soy mujer cuando me emociono ante una poesía, o una flor, o una barata película romántica.
Y soy mujer también cuando me enojo por cualquier cosa, y ando alterada, porque estoy en “esos días”. O cuando “esos días” vienen de llanto y lágrima fácil, al borde de las pestañas.
Soy mujer cuando espero esa llamada, cuando aguardo ese mensaje, cuando quiero y no puedo.
Soy mujer cuando me entrego sin reservas, porque creo que es él, aunque luego descubra que era sólo un espejismo.
Soy mujer cuando lloro por ese amor desencontrado, siempre a destiempo, cuando vibro y espero como una adolescente a pesar de ser adulta.
Soy mujer ilusionada, romántica, idealista, crédula, por tanto, frágil, vulnerable, impredecible.
Soy mujer cuando dudo y me equivoco, y soporto las críticas y los baldes de agua helada, o las bombas que minan por unos días mi voluntad.
Soy mujer cuando perdono a aquellos que me juzgan y no me entienden pero que sé que me aman, que son mi familia, y por los cuales sacaría uñas y dientes.
Soy mujer cuando necesito de ese abrazo, de ese hombro para llorar, o de esa boca para besar. Y también lo soy cuando recibo a mi hombre y lo atiendo, como buena esposa y ama de casa.
Soy mujer cuando llevo en mis entrañas a los hijos de la vida, cuando los alimento a diario con mi sangre y mi palabra, cuando los siento moverse y vibrar dentro de mi. Soy mujer cuando me abro en dos, en tres o en cuatro, para traerlos al mundo, desgarrándome para que ellos vivan.
Soy mujer cuando mis pechos llenos colman sus gargantas y los inundan de vida, aún a costa de mi propio dolor, de mi propia sangre.
Soy mujer cuando los dejo el primer día en la puerta del jardín, llorosos y con miedo, y doy vuelta la esquina, escondiendo mis lágrimas, porque tengo tanto miedo como ellos. Soy mujer cuando los dejo partir, en busca de sus sueños, desplegando sus alas, alas fortalecidas gracias a mi empeño.
Soy mujer también, cuando los reto, con o sin motivo, porque estoy desbordada y cansada. Y soy mujer también cuando les pido perdón si me equivoco y les doy el ejemplo de la humildad.
No soy la princesa de los cuentos, sino una mujer real, humana, con mis miserias y mis grandezas, llena de defectos más que de virtudes.
Soy una mujer que duda, que se enfrenta día a día a la desaprobación de los demás, porque es difícil estar en los zapatos de una. Y es difícil también responder a las expectativas de los demás.
Las mujeres estamos llenas de contradicciones, de defectos, de debilidades, de dudas y temores…. Pero TODAS sabemos que podemos.

domingo, 6 de marzo de 2011

CARETAS


Los abrazos le duraban 4 o 5 días, después, cuando volvía a sentir la carencia de su cuerpo, regresaba a buscarla. Ella se negaba, con más tesón que voluntad, y le cerraba las puertas, y le bloqueaba las vías, soñando y ansiando que él luchara por ella. Pero él sabia que la tenía, que pese a sus palabras, nunca la había perdido, que estaba allí, al otro lado de la pantalla, al otro lado de la ciudad, al otro lado del mundo, siempre.
Y ella no podía olvidar ese abrazo, lo había sentido con el alma, lo tenía aún grabado en su piel, en su pecho palpitante. Y luego sus besos, primero tímidos, vacilantes, temerosos al rechazo, y después, el desborde de pasión que ella le conocía bien. Las manos buscándose, queriendo abarcar todo, las bocas deseosas de saciarse en esa otra conocida, anhelada, y perdida.
Más tarde la nada, el silencio, que ella predecía, aunque aguardara una señal, una mísera ilusión de su regreso, que adivinaba siempre tardío, cuando él se sentía agobiado por su confusión, por su soledad, por sus propios miedos. Ir y venir, así era. Cuando sentía que ella se alejaba, porque le contaba de amores o ilusiones nuevas, a menudo inventadas para darle celos, para movilizarlo, él reaparecía.
Y ella, que estaba frágil, no podía negársele. No a él, nunca. Por mucho que se lo prometía, no lo lograba, y volvía al llanto cuando lo perdía, aunque sabía que eran pérdidas momentáneas, presentía que volvería, que jamás cerrarían ese círculo de amor jamás intentado. El entorno no ayudaba, ella se sentía en un pozo de sombras, acechada por guadañas que la herían constantemente y de las que apenas podía defenderse con palabras, que no eran comprendidas.
Si tuviera coraje, se decía a diario, acabaría con todo. Mientras, tenía que aprender a fingir, a vivir con la careta puesta, a sonreír, eso era lo que agradaba.

jueves, 24 de febrero de 2011

UNA TALLA


Sola llego a mí, nuestros caminos se habían cruzado,
viva estaba en la naturaleza,
En su interior palpitando!
Lentamente, con cuidado, poco a poco,
su silueta fue aflorando.

Me la imagino soñando, con la cabeza al soslayo
Una mano apoyada en su frente,
y una pluma quieta en la otra mano.
Solo una duda me intriga,
Ella en quién estará pensando.

Una curva, una veta, un declive un plano,
la silueta ya se marca en contraste, sobre todo lo llano,
Siguiendo su profundidad, surgen,
perfumes que nunca, había imaginado.
Un arco iris de marrones y rosas,
por momentos un silencio manso.

Unas herramientas, algo de viruta y un banco,
Mis manos cortan, lijan y dan acabado.
En uno de sus brazos, se enreda,
el humo de mi tabaco,
Como un velo la cubre,
Concluyo, en que es un encanto!

Terminada y frente a mí,
pareces vida cobrar.
Como en sueño lo había fantaseado!
Solo resta que te marches,
quizás, con quien estabas pensando.
Suerte del camino hallarte,
Afortunado Yo, de haberte tallado!
Ahora,
Prosigo y callo.


Carqueixo 23-02-2011

BAHIA BLANCA


Hace tiempo zarpó,
Se encontró Capitán de su nave, en un atardecer, donde descubrió el asombro, la luz y el desconocimiento.
¡Ya no sabe cuánto hace y mucho no le preocupa!
Solo el blanco, que a sus sienes pinta, y en la testa asoma. Le lleva la cuenta.
Navegó por mares calmos, más no faltaron tormentas, atravesó unas cuantas, ya no las recuerda.
Aún, por su interior corren ríos de vida, que por los imbornales desembocan al mar,
siempre al mar.
Se lamenta !
El casco, ya siente averías, pero a la mar, se renueva, la arboladura se muestra sobria, casi intacta,
una jarcia de tejido la mantiene, su vela esconde secuelas de mil soles y algunas batallas.
En su obra viva, triunfos hubo, cuatro, una Ondina y tres Tritones.
Derrotas ya no recuerda cuantas, en la bitácora para eso están! y ahí se quedarán!
Siempre capitán, siempre en su barco.
Su bandera es su divisa y su fe!
La mar le ofrece rumbos, el tiempo se los infiere,
El los sana y retoma el viaje,
Navega sano, libre, jugando con las olas, escoltado por argonautas.
La deriva la conoce, el destino no, quizás Lantarón de seguro lo fijó.
La cruz del sur le marca el rumbo, sabe que los mares hacia ahí, en su final, embravecen.
Hace tiempo busca donde recalar,
Sirenas y Náyades lo tentaron, el sordo continúo en la mar,
Busca protección y proteger.
Aún busca recalar.
Quizás en una ensenada, tal vez una bahía,
Confía que Neptuno en su arte haya labrado una.
Donde espera su Nereida.
Un lugar seguro, de atardeceres mansos, de espacios y descansos,
¡Aún confía en Neptuno!
Tan solo por tres minutos, o esperando la Aurora, o por el resto de su vida,
Si, en su bahía,
Una Bahía Blanca!

Carqueixo, 21-02-2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

DELIRIO

Necesito ahora un cuerpo blando donde recostarme, apoyar mi cabeza arremolinada, cerrar mis ojos húmedos y dormir.
Pensé en vos, sabiendo que es una locura, presintiendo tu adoración por mí, reconociendo una extraña atracción por vos, que me llena de dudas.
No sos el modelo de mis sueños, más cierta intriga me inclina hacia tu recuerdo, me lleva hacia tus palabras, hacia tus consejos.
Sé que es una locura pensarlo, pero me sentiría segura en el refugio de tus brazos, en la paz de tu experiencia, en la serenidad de tus años.
Aunque sé que con el tiempo intentaría cambiarte y eso empañará lo que pudo seguir siendo una linda amistad
.

lunes, 21 de febrero de 2011

PARA ALMA


Vivía de ilusión en ilusión, creyendo siempre, que sería la última. Mas el espejismo duraba poco y se desvanecía con el aliento del último beso.
Sólo un hombre ocupaba su alma, no así su cuerpo que ella ofrecía a quien lo reclamara, tal vez para castigarlo a él por no amarla.
Día a día aguardaba la señal, el mensaje, la llamada, ésa que la sacaría de la abulia del no sentir, porque se había endurecido tanto que temía no volver a dejar que su piel se estremeciera, que su boca temblara por la proximidad de otra boca, que sus ojos se iluminaran como antaño, como cuando él se acercaba con su sonrisa un poco torcida, tocándose los cabellos que siempre decía estaban o demasiado largos o despeinados.
No recordaba cuál había sido la última ropa que se había puesto para él, pero sí sabía cómo había sido el último abrazo, ese que le quedó grabado en el alma, porque ella sabía que era el último, no así él, que cómodamente aceptaba besos y caricias, creyendo que el amor de ella alcanzaría para los dos, que sería suficiente dejarse arrastrar por su cariño incondicional, por su risa loca y fresca que resplandecía alumbrando a sus ojos oscuros con un inconfundible deseo contenido, porque a veces parecía una niña ansiando un chocolate.
Él disfrutaba de ella y con ella, viéndola reír y correr por la orilla, levantando el vuelo del centenar de gaviotas que se reunían al atardecer para picotear lo que había quedado sobre la arena.
El viento la despeinaba y sonrojaba sus mejillas, ésas mismas que él recorría cada noche con sus dedos torpes y ásperos, esos mismos que ella amaba por su rudeza. No me gustan las manos delicadas, le dijo una vez, y él creyó que era para conformarlo. Sin embargo, ella veneraba esas manos que además de acariciarla la contenían y abrigaban de las tormentas de su alma, que amenazaban con ahogarla.
Más todo había quedado en un recuerdo, al principio dulce, con sabor a nostalgia, que con el paso del tiempo, al ver que él no volvería, se transformó en un rencor amargo, y ella comenzó a castigarlo por su desamor.
Y siguió equivocándose.

sábado, 12 de febrero de 2011

INSUSTITUIBLE


Siempre estoy buscando al reemplazo de tu amor, o más bien de tu desamor, ya que nunca pronunciaste esa palabra, cuando yo la repetía hasta en los sueños.

Me distraigo con cualquier espejismo, me zambullo en aguas que parecen cristalinas, me cobijo debajo de verdes palmeras, me refresco con las brisas de un atardecer frente al mar, más siempre vuelvo a vos.

Cuando me creo segura en otros brazos, cuando me deslizo en otra piel, cuando me descubro en otros ojos, cuando bebo de otra boca, todo sueño dura poco, y vuelvo a vos.

¿Dónde estarás ahora? ¿Con quién dormirás hoy? ¿Por qué no pudiste amarme? Tantas preguntas se arremolinan en mi mente llena de dudas, llena de miedos.

Necesito certezas, certezas que ni yo misma puedo darme, respuestas de mi propio ser que no quiero responder, porque no me gustan. Y la arena que me hunde y me quema, y las lágrimas saladas que arruinan el mate, y el libro que no puedo leer porque las letras se me enredan formando tu nombre, y mis labios que lo susurran cuando menos lo espero, y debo sellarlos para no parecer loca.

Y estás en mis plegarias de todas las noches, junto a mis pedidos de milagros para otros. Y hace quince días que no sé nada de vos, estás cumpliendo tu palabra y mis pedidos, quince días que se me hacen siglos, por no escuchar tu voz de trueno.

Ando por las calles buscando tús números, paso por tu casa en la esperanza de coincidir, más nunca estás.

Mis tácticas no dieron resultado, ninguna de ellas, ni las terrenales ni las otras, y sé que debo dejar caer los brazos, abrir las manos y dejarte partir.


12-02-2011.

lunes, 7 de febrero de 2011

REVISTA RED

En el link adjunto podrán leer la nueva publicación de Editora Digital, la revista RED. Contiene un especial de San Valentin, donde hay un breve relato mío.
Es una revista de aparición bimensual que está hecha a todo pulmón, con mucho esfuerzo y la
colaboración de gente maravillosa.
Agradecemos a quien quiera hacerse eco de esta noticia lo cuente en su blog o página web.


Este es el link para que se puedan descargar la revista:

http://www.editoradigital.info/RED-enero-febrero-2011.pdf

lunes, 24 de enero de 2011

Y NO ES NADA LO QUE SE FUE


No quería enamorarme y sin embargo te siento
No quería entregarte este frágil corazón
Y no es nada lo que se fue
Me dijiste aquella noche, creyendo, sin razón,
No ser nada para mí.
Te pensé toda la tarde reprochándome ser blanda
Prometí endurecerme y no volver a sufrir
Me acostumbré a tus silencios
Te robé algunas palabras
Y me bebí de tu boca unas gotas de ilusión
Para quedar deshojada en adioses y distancias
Que el tiempo con su arrogancia
Logrará cicatrizar

martes, 4 de enero de 2011

LA ULTIMA VEZ


Como tantas veces se repitió: hoy va a ser la última vez. La firmeza se instalaba en ella con la misma tenacidad con que una mariposa se asoma a la flor.
Intentaba creer que sería la última vez y antes del encuentro planeaba cada palabra, cada caricia. Lo besaría con demoras, reteniendo el sabor de sus labios y no sería ese volcán al que estaba acostumbrado, sino que la invadiría una anticipada melancolía de adioses programados.
Se acurrucaría en su pecho, que no era ni firme ni musculoso, sino blando y grande, matizado de pecas, para oír los latidos acompasados de ese corazón al que no supo llegar. Como dijo Benedetti, la culpa es de uno cuando no enamora.
Él preguntará que le pasa, porque pese a no amarla, la conoce más de lo que ella le deja creer, y ella negará, como de costumbre.
Volverán a amarse, ella con el cuerpo y el alma, él con el cuerpo y con un asomo de su alma temerosa de entregas. Él le dirá todas las palabras que ella quiere oír, y ella retendrá las lágrimas, para no asustarlo.
Después dormirán, uno en brazos del otro, mezclándose sudores y olores, besándose entre sueños, murmurándose las reiteradas palabras de los amantes.
Hasta que la mañana los arranque del idilio y la luz borre, sin delicadeza, lo que la noche cobijó.
La despedida, como siempre, incierta. Y ella se irá, prometiéndose no volver.