jueves, 21 de marzo de 2013

INSTINTO ANIMAL


 Al caer la noche todo se agudizaba, sus sentidos, sus instintos y sus dolores.  El aullido del perro, a lo lejos, le hacía pensar en su propio aullido reprimido. La luna quedaba lejos como para tirarle dardos y las estrellas titilaban con sus luces caprichosas, como diciendo “aquí estamos, inalcanzables”. Como el sueño, como los sueños que día a día y gota a gota había dibujado en el mapa de su raíz. Tallándolo en años de distancias y recuerdos, negándose glorias y olvidos, volvía una y otra vez al páramo aquel donde dejó la juventud y la risa. Donde quedó anclado en el recuerdo del primer dolor, del primer abuso que no supo o no pudo detener. Ojos por doquier, ojos llorando, ojos sangrantes, cruzados por dagas filosas volvían una y otra vez a su pluma, su mano se deslizaba sin control ni gobierno, dibujando vertiginosamente entre danzas de fuego y hiel. Y volvía al refugio del alcohol para acallar su voz interior, el lobo que amenazaba con salir de sí mismo, arrasar con todo, desde el hueso hasta la piel, desgarrando carne y músculo, arrancándosela de sí. 

martes, 19 de marzo de 2013

BALANCES



En este balance diario del vivir puedo decir que he cumplido casi todos mis sueños y todos los mandatos de la sociedad. Estudié, me recibí, me casé, tuve hijos, y me divorcié, como nos pasa a la mayoría alrededor de los 40, cuando llegamos a la curva, al quiebre de nuestro crecimiento tanto emocional como físico, cuando por un lado empezamos a elevarnos espiritualmente, pero a decaer físicamente.
Cultivé amigos y flores, planté hijos y árboles, escribí novelas y fracasos y creí vivir increíbles historias de amor.
Transité ya más de la mitad de mi vida y el resto del camino voy a vivirlo feliz. De la mano de mis vínculos, algunos añosos como las raíces mismas de mi alma, otros jóvenes como la sonrisa inocente de mis hijos, perseguiré pájaros para que sigan aleteando contra mi corazón y me impulsen a surgir.
Caí y me vi vencida muchas veces, dejándome engañar por esas cenizas que creía apagadas en mi fuego, más era sólo una ilusión. Mi fuego sigue intacto, crece día a día, me enciende la mirada y me calienta el pecho.
Ya no espero ese gran amor que inventaba en mis sueños de juventud, más sí creo en el amor que viene de la adultez, del compañerismo, no por eso despojado de pasión.
Estos zapatos ya están gastados de tanto caminar, como los de tango, que anoche advertí necesitan relevo. Más mis pies todavía tienen ganas de recorrer el mundo y perseguir quimeras y estrellas, de levantar barriletes con el soplo de mi voz y de acariciar el mundo con mis ojos de niña asombrada.
Muchas veces los grises amenazan con invadirlo todo, más el naranja de mi corazón, corazón de amor como han dicho por ahí, puede más que cualquier tormenta. El temporal pasa, intenta arrasarme, doblarme, más no puede quebrarme, la savia que me habita corre por mis venas y hace de mí un espíritu fuerte, más no rígido.
Dios fue generoso conmigo, no puedo defraudarlo.



jueves, 7 de marzo de 2013

UN NUEVO DIA DE LA MUJER SE ACERCA... AQUI VA MI TRIBUTO PARA TODAS.

SOY MUJER



Soy mujer… no sólo el 8 de marzo sino todos los días. Cuando reniego de mis obligaciones, y sin embargo las cumplo como mejor puedo.
Soy mujer cuando me detengo a mirar una vidriera, aunque no necesite  lo que estoy viendo ni tenga el dinero para comprarlo.
Soy mujer cuando critico a otra mujer, ya sea por su ropa, por su aspecto o por su palabra.
Soy mujer también, cuando me emociono por una propaganda donde un niño abraza a su hermano o besa a un anciano.
Soy mujer cuando defiendo como leona a mis hijos, aún cuando tengo que pelearme con directivos de colegio o llorar frente a inspectores del consejo escolar.
Soy mujer también cuando alimento sueños, curo heridas con besos y digo mentiras piadosas, para no desilusionar a un niño… ya tendrá tiempo para eso.
Soy mujer cuando organizo un cumpleaños para cuarenta en dos días, y no me falta nada. Y también cuando quedo desvastada el día después.
Soy mujer cuando puedo hacer varias cosas a la vez, como hablar por teléfono, limpiar la cola a un niño y dar órdenes a otro.
Soy mujer al momento de poner las cartas sobre la mesa, patear el tablero si hace falta y empezar de cero.
Soy mujer cuando me emociono ante una poesía, o una flor, o una barata película romántica.
Y soy mujer también cuando me enojo por cualquier cosa, y ando alterada, porque estoy en “esos días”. O cuando “esos días” vienen de llanto y lágrima fácil al borde de las pestañas.
Soy mujer cuando espero esa llamada, cuando aguardo ese mensaje, cuando quiero y no puedo.
Soy mujer cuando me entrego sin reservas, porque creo que es él, aunque luego descubra que era sólo un espejismo.
Soy mujer cuando lloro por ese amor desencontrado, siempre a destiempo, cuando vibro y espero como una adolescente a pesar de ser adulta.
Soy mujer ilusionada, romántica, idealista, crédula, por tanto, frágil, vulnerable, impredecible.
Soy mujer cuando dudo y me equivoco, y soporto las críticas y los baldes de agua helada, o las bombas que minan por unos días mi voluntad.
Soy mujer cuando perdono a aquellos que me juzgan y no me entienden pero que sé que me aman, que son mi familia, y por los cuales sacaría uñas y dientes.
Soy mujer cuando necesito de ese abrazo, de ese hombro para llorar, o de esa boca para besar. Y también lo soy cuando recibo a mi hombre, lo amo y lo atiendo, como buena compañera y ama de casa.
Soy mujer cuando llevo en mis entrañas a los hijos de la vida, cuando los alimento a diario con mi sangre y mi palabra, cuando los siento moverse y vibrar dentro de mi. Soy mujer cuando me abro en dos, en tres o en cuatro, para traerlos al mundo, desgarrándome para que ellos vivan.
Soy mujer cuando mis pechos llenos colman sus gargantas y los inundan de vida, aún a costa de mi propio dolor, de mi propia sangre.
Soy mujer cuando los dejo el primer día en la puerta del jardín, llorosos y con miedo, y doy vuelta la esquina, escondiendo mis lágrimas, porque tengo tanto o más miedo que ellos. Soy mujer cuando los dejo partir, en busca de sus sueños, desplegando sus alas, alas fortalecidas gracias a mi empeño.  
Soy mujer también, cuando los reto, con o sin motivo, porque estoy desbordada y cansada. Y soy mujer también cuando les pido perdón si me equivoco y les doy el ejemplo de la humildad.
No soy la princesa de los cuentos, sino una mujer real, humana, con mis miserias y mis grandezas, llena de defectos más que de virtudes.
Soy una mujer que duda, que se enfrenta día a día a la desaprobación de los demás, porque es difícil estar en los zapatos de una. Y es difícil también responder a las expectativas de los otros.
Las mujeres estamos llenas de contradicciones, de defectos, de debilidades, de dudas y temores…. Pero TODAS sabemos que podemos.




sábado, 2 de marzo de 2013

YO QUIERO


Que me pienses antes de dormirte, cuando cerrás los ojos y aflojás el alma, cuando liberás tus puños y relajás tus manos, en ese instante previo a la inconsciencia.
Y quiero ser parte de tu sueño, ese sueño que te cosquillea en el cuerpo mientras dormís, pero también de tus sueños de ojos abiertos.
Yo quiero ser la primera persona en la que pensás al amanecer de tu día, cuando aún la somnolencia te marea y no sabés si estás despierto o todavía vagás por paraísos de aturdimiento.
Yo quiero que mi voz sea la melodía que calme tus enojos y que mi mirada sea el remanso para las tormentas de tu día.
Yo quiero que mis besos sean bálsamo para las heridas de tu vida, que mis manos sean caricia para tus músculos tensos y que mi cuerpo sea refugio cuando te sientas atormentado.
Yo quiero serte indispensable como el agua, fresca, pura, sanadora. Y también quiero ser el volcán que te encienda y te desordene, y que en ese fuego nos quememos los dos, para luego volver a armarnos, uno al otro, resurgiendo.
Lo que yo quiero, en definitiva, es que me quieras.