sábado, 20 de agosto de 2011

VIDA IMPAR


Cada vez veía más lejos la posibilidad de enamorarse, no es que hubiera bajado los brazos, nunca se sabe cómo y de qué manera vendrá disfrazado el amor. Pero intuía que el amor ya no era para ella, la libertad primaba y no son compatibles el amor y la libertad.
El amor tiene mucho de egoísmo, de atadura, y eso ya no era para ella. Había soltado amarras hace tiempo, no quería replegar sus velas otra vez. Y sabía que pocos pies podrían seguir sus pasos, conseguir su ritmo, respetar sus tiempos. Y ella no tenía ganas de detenerse, quería seguir y seguir.
Lo había intentado, más los espejismos se hundían en la arena como las fuertes olas que lamen la orilla para desaparecer al instante.
Qué más daba, beso más, beso menos. En definitiva, los abrazos nunca eran genuinos, sólo una descarga del cuerpo, una necesidad primitiva, fisiológica, como comer o dormir. Ya no los sentía en el alma, no quería sentirlos.
Ya no se desvelaba por las noches, imaginando a ese hombre que había dibujado en sus sueños, inventando esa historia de amor incondicional que de niña escribía en su mente y que años más tarde bajarían al papel. Sólo eran historias que leerían mujeres como ella cuando todavía creía y a las que había que alentar.
Ya no perseguía aromas en el viento, ya no buscaba entre la muchedumbre su silueta, ni perseguía números, ni forzaba la vista tras los vidrios negros. Había desistido, aunque todavía pasaba por su casa y miraba hacia su puerta, una mirada de soslayo, urgente, disimulada para que ella misma no se enterara de su desliz. Sabía que ese camino estaba cerrado, inundado, bloqueado para ella.
La candidez, la inocencia, habían sucumbido ante la realidad. Ya de joven vislumbraba que andaría sola por la vida, intuía su futuro impar, no porque lo ansiara, ni porque se sintiera especial, sino porque se conocía. Sabía que no iba a conformarse, que siempre querría más y más, y que la soga tiene fin, como los días que mueren a diario en la noche, como el mar que muere en la orilla y los besos en la boca.

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